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jueves, 28 de enero de 2010

Caso Cabañas: la punta del iceberg

Para sumarse a la ola de desgracias que diariamente nos invaden, empezamos la semana con una noticia muy negativa: el atentado contra el delantero americanista, Salvador Cabañas.

Hasta el momento se saben muchas cosas, quiénes le dispararon (dato recientemente ratificado), con quién tenían hijos los agresores, en qué momento ocurrió la desgracia, de quién iba acompañado, en fin... toda clase de detalles, que desde la mañana del lunes han acaparado los titulares de todos los periódicos, pero más allá de lo trágico que pueda ser el atentado contra la vida de un ser humano, dentro de todo esto hay mucho más de fondo...


La situación que estamos viviendo bien podría verse como un reflejo de lo mal que están actualmente nuestras estructuras en todos los aspectos.

En primer lugar, la sociedad. ¿En qué tipo de sociedad vivimos? ¿Cuándo ir a un lugar, relativamente “decente” a pasar un buen rato, se convirtió en un riesgo de muerte? ¿Acaso no podemos comportarnos como una civilización, valga la redundancia, “civilizada”, en la que las diferencias se pueden resolver con diálogo y no a punta de pistola?

En segundo lugar, la falta de compromiso de nuestras autoridades, pues no es la primera vez que los errores en la seguridad de un lugar público dejan como resultado consecuencias catastróficas. Un centro de entretenimiento nocturno más, que no cumple con la reglamentaciones “ah hoc” ni cuenta con los elementos de seguridad necesarios, y que, por supuesto, es fuente de corrupción en todos los sentidos.

En tercer lugar, la irresponsabilidad y el morbo de los medios de comunicación. Por una parte, la controvertida fotografía en la que se muestra medio cuerpo del futbolista, inconsciente y ensangrentado. Es verdad que fue gracias a la inmediatez de las redes sociales que la foto empezó a circular; sin embargo, en varios de los diarios más importantes del país, es posible encontrar la imagen. El filtro para separar qué es necesario publicar y lo que no, está simplemente descompuesto.

Asimismo, la importancia que el hecho ha cobrado es tanta que preocupa. Claro está que por tratarse de una figura pública, la atención se concentra un poco más. Sin embargo, al ser Cabañas una figura del futbol, también habla mucho de dónde estamos parados.

Resulta verdaderamente conmovedor ver a esos cientos de aficionados con veladoras afuera del hospital o del Estadio Azteca. No hay duda, los mexicanos conocemos de solidaridad y de cariño. Sin embargo, sobresale el hecho de que este interés y participación difícilmente lo vemos en otro tipo de eventualidades. México es un país “pambolero” pero... ¿acaso no hay más?

Me parece peculiar y tal vez un poco alarmante que habiendo temas mucho más trascendentales como la discusión de una reforma política o las alianzas políticas, que sin duda pueden cambiar drásticamente el rumbo del país, estemos todos concentrados, ya no en el estado de salud de una persona, sino el seguimiento de un mero espectáculo.

Esperamos que Salvador se recupere pronto, ya que si sale bien de esto, además de padecer recuerdos traumáticos, seguramente le espera una carrera brillante... pues como se mueven las cosas en los pasillos de la fama, algo como esto, seguramente le valdrá un aumento de popularidad y miles de contratos.

No nos queda más que desear mucha salud para Salvador, y conciencia para todos aquéllos a los que desgraciadamente la manera en la que se están dando las cosas, de alguna u otra forma, nos concierne.

Cynthia Castañeda

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