La adicción a internet es un trastorno que los psiquiatras denominan Desorden Adictivo a Internet. Se detecta por comportamientos relacionados con la web que interfieren en la vida normal de una persona, causando estrés severo al individuo y su entorno. Como en otras adicciones, los ciberadictos se vuelven incapaces de entablar relaciones interpersonales y se aíslan. Los especialistas aseguran que inclusive presentan el síndrome de abstinencia: cuando se le retira la actividad hay un cambio emocional, agresión, ira, nerviosismo, ansiedad, por lo que la persona tiene que volver a internet lo más pronto posible. Pero además de las enfermedades psicológicas que mencioné en mi artículo anterior, la adicción al internet ocasiona problemas físicos como la tendinitis (inflamación de los tendones de la mano por el uso del teclado y el mouse), resequedad ocular, pérdida en la agudeza visual, problemas vasculares por el poco movimiento, cambios en el ciclo del sueño y trastornos en la alimentación.
Existen casos donde los adictos apenas duermen dos o tres horas cada día para estar pegados a la computadora.
El caso más dramático lo describió Manuel González Oscoy, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde relata que “entre los casos estudiados está el de un adolescente que para no separarse de su PC orinaba en envases”.
El experto asegura que estas adicciones hacen propensa a la gente a ser víctima de otras situaciones, como el acoso cibernético (el que acosa no deja que su víctima rompa la conexión) que puede traducirse en pornografía infantil (buscan a los adolescentes por chat), robo de identidad o de información, interferencia de cuentas personales y fraudes, entre otros.
Otro caso extremo que ha despertado la atención internacional es el que se suscita en el cuartel de Daxing, un suburbio a las afueras de Pekín, China, donde el Hospital General Militar ha instalado un centro para tratar a los “ciberadictos”. Al frente del mismo se encuentra el coronel Tao Ran, un oficial del Ejército de Liberación Popular que hace años se hizo famoso por sus técnicas para curar a los heroinómanos.
Este centro de rehabilitación de ciberadictos ofrece un heterodoxo tratamiento que combina la férrea instrucción militar con suaves descargas eléctricas y consultas con psicólogos. El joven de 17 años, Liu Lui Jian, tratado en este centro, pasó una semana entera jugando al conocido World of Warcraft, una epopeya online que congrega a millones de jóvenes, recreando un mundo fantástico de guerreros, monstruos y druidas al estilo de El señor de los anillos. Confesó al diario ABC de España: “Llevo un mes aquí y me doy cuenta de que dependía tanto de internet como un drogadicto de la cocaína”.
Según un reportaje, son 30 chicos entre 12 y 24 años los que están internados en Daxing. Ellos se levantan a las 6:00 de la mañana y corren durante 10 minutos en la pista de entrenamiento. A continuación, desayunan y disponen de media hora libre antes de empezar la instrucción militar que dura otra hora y media. Luego, aprenden técnicas de combate y participan en juegos de guerra enfrentándose entre sí con pistolas y réplicas de “kalashnikov” con láser. Por si los puñetazos no funcionan, los jóvenes se someten durante media hora cada dos días a la denominada “terapia física”, la aplicación, mediante electricidad, de calor en varios puntos nerviosos sensibles del cuerpo para relajarlos y liberar su ansiedad.
Un método que en occidente puede escandalizar por recurrir a ligeros “electrochoques”, pero que en China se suele emplear en los hospitales de medicina tradicional para calmar dolores de espalda, relata el artículo titulado “Descargas eléctricas para los ciberadictos chinos”. Una prueba de que los padres consienten tan singular tratamiento es que cada mes pagan 9 mil yuanes (aproximadamente mil 430 dólares).
La adicción a internet en los países desarrollados está causando alarma. Nuevos centros de adicción se abren para tratar casos extremos, como los que acabo de ilustrar. Pero en nuestro país, donde esta tecnología apenas comienza a expandirse, estamos en un momento crucial para que los padres de familia impongamos a nuestros hijos límites o normas en el uso de este medio. Por ejemplo, para conectarse primero deben terminar su tarea o establecer un determinado número de horas; amén del chequeo y la supervisión. Poseer claves de acceso para permitir el ingreso a la computadora y difundir esta información también es otra buena idea para frenar esta pandemia.
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