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viernes, 12 de febrero de 2010

Sudáfrica, a 20 años de Nelson Mandela

Ahora que el Mundial de Futbol está a la vuelta de la esquina, los ojos de la comunidad internacional posan sobre el país que alguna vez estuvo sujeto a políticas racistas e injustas, pero que tuvo la suerte de tener entre los suyos a Nelson Mandela.


A 20 años del fin del Apartheid

El día de ayer se celebró en Sudáfrica el 20 aniversario del fin del régimen del Apartheid, así como de la liberación de Nelson Mandela, quien había pasado casi 30 años en prisión por oponerse a las políticas de segregación racial. (Sin embargo, desde entonces, se ha visto involucrado con grupos de poder que lejos de buscar el bien del ser humano, atentan contra él, pero esa es otra historia).

El líder sudafricano se unió con su esposa, Graca Machel, a los actos conmemorativos, incluyendo una ceremonia celebrada en el Parlamento. Sus 91 años de edad no le impidieron hacer una aparición pública, tal como en 1990 el cansancio del encierro no le resultó un obstáculo para unir al país más dividido del planeta.

Mandela fue encerrado en 1964 y condenado a cadena perpetua por intentar derrocar al gobierno de entonces. Las autoridades creyeron que al ponerlo en una celda lograrían detener su movimiento; sin embargo, durante los años que estuvo preso su nombre se convirtió en símbolo de la lucha contra el racismo.

El eslogan que versaba “Libertad a Nelson Mandela”, y la canción con el mismo título, recorrieron el mundo: los medios de comunicación occidentales, aunque no conocían su cara, hablaban sobre él y sobre su causa.

En 1994, después de ser liberado, Mandela se convirtió en el primer presidente negro de la historia de este país y necesitó de cuatro años para ganarse a sus rivales políticos y para dotar de esperanza a sus ciudadanos. Un año después, la final del campeonato de rugby era el escenario de la unión, momento que muchos sudafricanos creyeron no vivirían para ver.

Es cierto que, a 20 años del triunfo de Mandela, Sudáfrica aún tiene bastantes problemas. Después de todo, el régimen del Apartheid dirigió al país por tres siglos, y no es viable que sus efectos y sus consecuencias desaparezcan en dos décadas.

El fin de las políticas de segregación racial no significó el fin de la desigualdad. En el país aún hay millones de personas que no tienen los medios suficientes para su subsistencia. La división entre la clase blanca acomodada y la clase negra que vive en la pobreza aún es evidente.

Asimismo, Sudáfrica tiene que lidiar día a día con la creciente criminalidad y con la corrupción, sobre todo en lo que respecta a la burocracia municipal.

No obstante, cabe recordar que Nelson Mandela logró cimentar la democracia sudafricana, justo cuando el país se encontraba al borde de la desesperación y de la guerra civil.

El líder sudafricano, en ese entonces, no sólo pensó en el porvenir de la población negra, sino imaginó un Estado equitativo, unido, formado por blancos y negros. Su labor se caracterizó por ser conciliadora e integradora, pues no marginó a la población blanca ni a los políticos opositores.

Gracias a Mandela, la libertad de expresión en Sudáfrica es un hecho, así como el Estado de Derecho (Sudáfrica no siguió el camino de las dictaduras militares tan comunes en África). Y por lo pronto, es un país listo para ser el anfitrión de la Copa del Mundo.

Irán, un estado nuclear a tres décadas de la Revolución Islámica

Otro país que tuvo algo que celebrar fue Irán, en el cual se cumplieron 31 años de la Revolución Islámica de 1979.

Durante la manifestación oficial, convocada por el mismo gobierno, se hizo patente la división que existe entre los partidarios del presidente Ahmadinejad y entre sus opositores.

Grupos de la oposición salieron a las calles ataviados con ropas y aditamentos de color verde (el color que representa a los opositores), lo cual provocó nuevos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad iraníes.

Sin embargo, las revueltas no opacaron el ánimo de Mahmoud Ahmadinejad, quien se mostró confiado en el discurso que ofreció a la multitud reunida.

Las palabras del mandatario iraní volvieron a girar en torno al tema nuclear y al conflicto con los países occidentales, los cuales analizan la posibilidad de sancionar a Irán nuevamente.

De acuerdo con Ahmadinejad, Irán se ha convertido por fin en un Estado nuclear, después de haber producido uranio enriquecido al 20 por ciento.

El presidente iraní aseguró que el uranio sería utilizado para elaborar combustible con fines civiles, es decir, para abastecer la demanda de energía de las ciudades.

Sin embargo, los países occidentales y en especial Estados Unidos, están convencidos de que la actividad nuclear iraní tiene como objetivo la fabricación de armas de destrucción masiva.

Actualmente, Washington se encuentra impulsando la propuesta de imponer a Irán sanciones más duras, mientras que China se encuentra a favor de darle a los iraníes el beneficio de la duda y resolver el conflicto por la vía diplomática.

Las declaraciones de Ahmadinejad en contra de lo que él llamó “los países enemigos de Irán”, tuvo un eco especial en sus seguidores, debido al sentimiento nacionalista que caracteriza cada 11 de febrero.

Después de todo, la Revolución Islámica derrocó a la monarquía corrupta que, de acuerdo con el ideario oficial iraní, se vendía a los intereses extranjeros.

Cabe mencionar que los embajadores de Reino Unido, Alemania, Francia, Dinamarca, Italia, Holanda y Austria se negaron a aceptar la invitación de Irán para disfrutar de las conmemoraciones.

La negativa de estos países surgió en respuesta a unos ataques ocurridos el martes pasado contra delegaciones de Francia e Italia, los cuales fueron perpetrados por la milicia gubernamental de los “basij”.

El Dalai Lama viajará a Washington

Es un hecho. Barack Obama se reunirá con el Dalai Lama el próximo 18 de febrero dentro La Casa Blanca, y no sólo eso: la reunión se llevará a cabo en el Despacho Oval por primera vez en la historia de Estados Unidos.

Robert Gibbs, portavoz presidencial, anunció en una conferencia de prensa que Washington considera que el líder tibetano es una figura internacional muy importante, símbolo de la lucha por los derechos humanos de su pueblo y por la libertad de culto.

Cabe mencionar que el Despacho Oval es reservado para la reunión del presidente con otro jefe de Estado, y la presencia del Dalai Lama en dicha habitación es como un gancho al hígado para China.

El anuncio de la visita del Dalai Lama a EU ocurre en un momento en que las relaciones entre Washington y Beijing se encuentran tensas.

La reciente venta de armas por parte de EU a Taiwán, y los supuestos ataques contra Google por parte de las autoridades Chinas han provocado que la ruptura de las relaciones militares y el enojo de ambos gobiernos.

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