Como jóvenes creemos que nos podemos comer al mundo y nos la creemos tanto que literalmente lo hacemos, pues nos da por comer de todo y nos excedemos con nuestra ingesta de alimentos; creemos que estamos en la edad en que no es tan importante cuidar la alimentación, cuando la realidad es que dependiendo de lo que comamos ahorita será nuestra salud como adultos.
En nuestro país la situación de la alimentación juvenil no es tan alentadora como debería, ya que según datos de la última Encuesta Nacional de Juventud sólo un 35.7 por ciento consume “todos los días” verduras, mientras que casi el 50 por ciento toma leche o algún producto derivado.
Además, 32.5 por ciento de la población encuestada toma algún tipo de refresco diariamente, y sólo el 4.1 por ciento no consume este producto.
Por otro lado, la comida rápida también es muy recurrente entre la dieta diaria de la juventud, pues el 34.6 por ciento la consume prácticamente a diario.
En cuanto a actividad física el panorama no resulta mejor, pues el 60 por ciento de los jóvenes encuestados manifestó que no realiza ningún tipo de ejercicio.
Es decir, si actualmente nos preocupamos por ocupar el primer lugar en obesidad infantil, estamos muy cerca de ascender en otros rubros, como el juvenil.
Es por ello que como jóvenes tenemos que aprender a comer, pues de ello depende que no suframos enfermedades cardiacas, cáncer, hipertensión u osteoporosis.
Lo ideal es que durante la adolescencia se modere el consumo de carne, sobre todo la de origen vacuno; se elija aceite de oliva en lugar de otras grasas y se sustituya el consumo de refrescos por leche.
Y sobre todo, se reduzca el consumo de frituras y de golosinas, por lo que se recomienda aumentar la ingesta diaria de frutas y verduras. Lo ideal sería hacer al menos cinco tomas diarias, entre piezas de fruta y raciones de verduras.
La razón por la que los jóvenes deben de consumir frutas y verduras es que éstas ayudan a prevenir cualquier tipo de cáncer por los antioxidantes que contienen y disminuyen el riesgo de enfermedad coronaria.
Además, el bajo contenido calórico y la alta cantidad de fibra que aportan estos alimentos contribuye a evitar el sobrepeso, diversos trastornos intestinales y evita la aparición de diabetes.
Así que ya sabes, si realmente te quieres comer al mundo, hay que saber hacerlo a través de una alimentación balanceada, pues de ello dependerá tu salud en un futuro.
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