De los más de 30 millones de jóvenes que hoy viven en México, 83.4 por ciento, equivalentes a algo más de 25 millones, les interesa poco o nada la política, según la Encuesta Nacional de Juventud 2005. El 61 por ciento de ellos afirma que las razones por las que no se sienten atraídos hacia la política son porque los políticos no son honestos y porque simplemente es un tema ajeno a su interés.
Con este contexto adverso, la Comisión de Juventud y Deporte de la Cámara de Diputados, encabezada por el legislador Francisco Landero Gutiérrez, organizó exitosamente el pasado 17 de marzo el foro “Reforma del Estado: Distintas Visiones para los Jóvenes”, en la que participaron cerca de 350 estudiantes de nivel universitario provenientes de diversas casas educativas.
El debate ahí suscitado fue sugestivo. Se realizaron cuatro mesas temáticas de discusión en las que se abordaron aspectos fundamentales de la reforma política: la disminución del Congreso de la Unión, la segunda vuelta presidencial, el lugar de los candidatos e iniciativas ciudadanas, así como la figura del referendo, el equilibrio de poderes y la relación entre ellos, así como las ventajas y desventajas de la elección consecutiva de diputados federales y presidentes municipales.
Ante la pregunta de para qué sirve la democracia, la Encuesta Nacional de la Juventud 2005 indica que casi la mitad de los jóvenes mexicanos, el 47.9 por ciento, creen que la democracia sirve únicamente para elegir a sus gobernantes. El hecho es que, al ver el interés de los jóvenes participantes en aquel foro, existe la tentación de dudar de la cifra.
Las preguntas y cuestionamientos a los ponentes fueron agudos por momentos, superficiales en otros, pero siempre caracterizados por un genuino interés en comprender las cuestiones elementales de las propuestas de reforma política hasta ahora conocidas.
Ante todo ello, surgen varias preguntas. ¿Cómo acercar a la política a tantos jóvenes a quienes ni siquiera les interesa participar en ella? ¿Cómo hacerlos partícipes de una propuesta que, de ser aprobada, reconfigurará la estructura del sistema político mexicano? Ése parece ser el reto de iniciativas como el foro.
La iniciativa de la Comisión de Juventud y Deporte es importante y, en cierto sentido, tiene carácter fundacional. Realizar foros de esta calidad, con este nivel de participación y profundidad no es tarea fácil, aunque se mantiene la tarea pendiente de lograr dar seguimiento puntual a las conclusiones que de éste han emanado.
La atención a los jóvenes es una deuda del Estado mexicano. Se han realizado esfuerzos por promover la participación juvenil en la vida pública y por atender a ese sector poblacional en general, pero es un hecho que los esfuerzos todavía deben ser mucho mayores. Hay tanto de ese segmento que no se ha descifrado y mucho menos atendido.
¿Estaremos los jóvenes en posibilidades de reflexionar en torno a la reforma política, cuando existe una generación de nosotros, conformada por más de 7 millones de personas de entre 15 y 29 años que no encuentran trabajo y que no estudian? ¿Qué hacen con su tiempo aquellos millones de mexicanos? Al día, son miles de millones de horas-hombres desperdiciados.
Los jóvenes que tienen posibilidades de pensar en el rediseño institucional del país tienen la obligación moral de ubicar a esa generación desatendida en las nuevas estructuras del país que ya se discuten.
Los políticos y legisladores que promueven la integración de los jóvenes en la vida pública están responsabilizados para lograr definir nuevas instituciones encaminadas a dar soluciones a problemas públicos como el de la llamada “generación ni-ni” (ni estudio ni trabajo).
El reto es grande. Si se trata de involucrar a los jóvenes en la vida nacional, habrá que comenzar por mostrar el sentido que tiene su participación en ella. Si se trata de hacer que sean factor y agentes de cambio, el Estado se deberá esforzar en que asuman sus responsabilidades sociales. Comenzando por ver por sí mismos. Hay una población de 7 millones de coetáneos que reclaman su interés.
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