Verdadera sorpresa ha resultado de la reunión conjunta del "Grupo de Río" y "La Cumbre de América Latina y el Caribe", efectuada los días 23 y 24 de febrero, en la llamada "Riviera Maya", aunque más específicamente, en un lujoso hotel de Playa del Carmen. Nace así un bloque regional latinoamericano que presumiblemente llevará el nombre oficial de "Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños", cuando esto sea ratificado en Caracas, en el año 2011, y en Santiago de Chile, en 2012.
Lo más sobresaliente es que a diferencia de la "Organización de Estados Americanos", cuya sede se ubica en Washington, en esta nueva entidad no figuran como miembros integrantes, ni Canadá, ni Estados Unidos de Norteamérica.
Las primeras declaraciones después de haberse anunciado la creación de esta entidad, indicaron que no se establece contra nadie en particular. Los más conspicuos políticos del proyecto llamado "socialismo del siglo XXI", Hugo Chávez, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia, y Raúl Castro, de Cuba, pusieron el énfasis en la exclusión de Estados Unidos, con lo que "perdió el imperio" y se trató del "renacimiento del proyecto y el sueño de Bolívar", debido a que por un insistente empeño de efecto mediático, se ha querido presentar a Simón Bolívar, como el socialista precursor de lo que hoy proponen y realizan sus usufructuarios.
Quedaron en evidencia los entusiastas cometarios de los presidentes de Brasil, Lula Da Silva, quien señaló como "ingenuidad de la prensa, los señalamientos de que pretenden apartarse de Estados Unidos"; y los del mandatario mexicano Felipe Calderón, en el sentido de que, "no debe representar ni representa ninguna amenaza ni motivo de preocupación para nadie".
Llamó la atención cómo se ignoró la actual situación de Honduras y la existencia de su legítimo gobierno, electo a fines de enero en la persona de Porfirio Lobo y se diluyó la intensa confrontación entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez, que culminó con las expresiones: "Sea Varón" y la soez respuesta, "Vete al car…", a propósito del bloqueo comercial decretado por Venezuela contra los productos colombianos.
En la declaración final se añadió una condena al bloqueo de Estados Unidos a Cuba y se dio apoyo a la presidente argentina Cristina Kirchner, a propósito de las anunciadas exploraciones petroleras de Gran Bretaña, en las inmediaciones de las Islas Malvinas. Los motivos de la creación del nuevo organismo son escuetos: "Impulsar la integración con miras al desarrollo, así como la concertación política y fomentar los procesos de diálogo con otros países".
Podemos compararlo con el exitoso modelo de integración europeo habido durante los 35 años comprendidos desde el "Tratado de Roma" de 1957, al "Tratado de Mastrique" en 1992, con el que se dio un giro tecnocrático al proceso original, que hoy se presenta como "un mercado de 500 millones de consumidores", donde se dejaron de lado los principios rectores planteados por Adenauer, De Gasperi y Schuman.
Estos principios estaban expresados en la finalidad de reconciliar y reconstruir Europa, partiendo del reconocimiento de la persona y su dignidad como el origen y finalidad del quehacer político y la construcción de todo el proceso de la "Comunidad Europea", fundándolo en principios de libertad, responsabilidad, solidaridad, subsidiariedad, justicia y bien común.
Se puede apreciar claramente la inconsistencia, superficialidad y, podría decirse, pragmatismo de esta propuesta titulada "Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños". No es posible encontrar, debido inclusive al uso de la palabra "comunidad", cuáles serían los postulados históricos, culturales y políticos que perfilarían esta "unidad común". Es evidente que los principios de la "libertad" no son compatibles con los del "socialismo", así se llame "nuevo" y del "siglo XXI".
Otro elemento fundamental del que carece la propuesta es el referente al respeto y la defensa activa de los "derechos humanos". Precisamente en estos días se ha puesto en evidencia en Cuba, con la trágica muerte del opositor "preso de conciencia", Orlando Zapata, el rotundo silencio de Lula Da Silva, quien estaba de visita en la isla en ese momento y también de los gobiernos de todos los asistentes a la reunión de Playa del Carmen. Unos por estar de acuerdo con la dictadura de los hermanos Castro y otros, quizá, por el miedo a que se les critique como "políticamente incorrectos".
Así parecen perfilarse los rasgos fundamentales de esta nueva "comunidad", que se funda en la carencia de principios fundamentales auténticos, en la cobardía de los que parecerían o deberían representar algunos principios que forman la raíz fundacional, histórica, cultural, política e incluso religiosa de toda América Latina.
La superficialidad de anunciar la "integración con miras al desarrollo, la concertación política y los procesos de diálogo", sin referencia alguna a determinados principios, que ciertamente han sido siempre la base de cualquier acuerdo político, económico, social o incluso militar, muestran lo endeble que es la propuesta actual.
Se está señalando particularmente que "el reto de la región no es asunto de ideologías o doctrinas", cuando es evidente que la inserción de los intereses de Irán, con Ahmadineyad, y Libia, con Kadafi, están vinculando un problema del Medio Oriente, con América Latina. Las consecuencias de estas miopías o cegueras, las pagaremos todos. ¡Hay que sacudir la cobardía de los afectados y denunciar a los tiranos que se burlan de los derechos humanos!
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